viernes, 20 de abril de 2012

El accidente de Chernóbil.


El día 26 de este mismo  mes, se cumplen veintiséis años de un suceso que la mayoría  de gente de hoy en día no conoce, pero que marcó una enorme huella en la historia y que toda una generación lleva en sus labios: Chernóbil.
Chernóbil era una localidad situada a 130 Km al norte de Kiev y a 20 Km de la central nuclear de mismo nombre. El día 26 se decidió llevar a cabo un experimento en el reactor número cuatro de la central. El experimento, cuya finalidad real se desconoce, consistía en operar con el reactor apagado y medir la cantidad de energía que las turbinas podían generar por su propia inercia. El reactor, un RWMK-2000 de refrigeración por grafito-gas, estaba supervisado esa noche por el ingeniero jefe Tontunov. Cuando el reactor se encontraba en torno al 15% de su potencia, el sistema automático de emergencia se activó, introduciendo en el reactor las barras de control de grafito. Debido a esto el experimento no podía llevarse a cabo, pero Tontunov, que ansiaba un ascenso, decidió retirar manualmente las barras. El reactor comenzó a perder de nuevo potencia, pero, en menos de un segundo, pasó del 5% de potencia al 110%. Todos los indicadores comenzaron a subir, diez segundos después de la subida de potencia, Tontunov ordena bajar las barras de forma manual, ya que el sistema automático se encontraba desactivado, pero por culpa del calor, las barras se doblaron y no entraron en el núcleo.
 
De pronto una explosión sacude la sala de supervisión y varios segundos después se corta el suministro eléctrico, el aire comienza a calentarse y el sudor comienza a fluir por la frente de los operarios. Tontunov, sucumbe a la tensión y comienza a desvariar, es entonces cuando uno de sus subordinados toma el control y ayudado de un potente foco comienza a leer los contadores: no funcionaban, estaban a cero. Alexey, que así se llamaba, decide enviar a dos técnicos al reactor a que vieran que sucedía, ya que estaban a ciegas. Mientras, coge el manual e intenta averiguar qué hacer, pero las instrucciones estaban tachadas y había otras escritas, ante la duda decide llamar al ingeniero del reactor número tres, el cual le aconseja que siga las normas tachadas. Poco después regresan los técnicos e informan de que el techo de la estructura había volado y el núcleo se había fundido totalmente, lo que se conoce como meltdown. 

Cuando Alexey, informó de lo sucedido, comenzó la tarea de los liquidadores, militares, que voluntariamente, decidieron ir allí y colaborar en la construcción de un sarcófago de cemento que sellara el reactor. Cerca de 600.000 hombres acudieron como voluntarios, de los cuales más de 500.000 han muerto o tienen cáncer, ambas situaciones debidas a la radiación. Su muerte no fue en vano ya que consiguieron levantar un sarcófago que nos protegerá hasta 2016.
El gobierno ruso intentó tapar la situación, pero tras cinco días, se vio obligado a evacuar Pripyat, una ciudad que se había levantado para los operarios de la central, pero para entonces sus cerca de 100.000 habitantes ya habían sufrido el efecto de la radiación. La nube radiactiva derivada de la quema del combustible de uranio de la central, recorrió toda Europa, llegando a Baleares, Valencia, Cataluña, y el norte de España contaminando incluso Galicia. El sarcófago tardó  nueve meses en construirse. En un radio de 30Km de la central existe un área de exclusión en la cual tienen prohibido vivir menores de 60 años y cuyas tierras estarán contaminadas por radiación por lo menos 24 milenios.

By Manu.

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